martes, 30 de julio de 2013

Que tu sonrisa me hable de hermosuras en esos lugares en los que sólo habla el hielo, en que truena el silencio.
Que tu cabello se enrede en mi cabeza en lugar de tantos pensamientos y preguntas que no conocen respuesta.
Que tu alegría y tus bailes reemplacen esta soledad tan torpe, y el hastío dé lugar a las carcajadas y los relatos de las miles de cosas que te pasan en el día.
Que te repitas tú, una y otra vez y de tantas formas, para no repetirme yo, en cada día y a todo momento, porque cierto es que me aburro de mí mismo y de mis incesantes monólogos y teorías.
Que te hagas presente, para pintar de tu color todas mis cosas, y que todo lo mío esté lleno de tu aroma, impregnado de tu belleza.
Que me habites, mujer, y habite yo en ti, y juntos viajemos dentro del otro, y abrazados un momento termine por fin todo.

Y que, en el final de la historia, encontremos nuestro comienzo. reconstruyendose así solo

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