jueves, 17 de octubre de 2013

Mira, Hombre, dos razones son las que prevalecen en esto; en un dedo el deseo y en el otro las ganas, con eso basta para empezar. 
Déjame explicarte:
En la música, un arpegio consta en ejecutar los tonos de un acorde, que en vez de ser tocados de manera simultánea, se hacen oír en una sucesión rápida, comúnmente del más grave al más agudo, usando los dedos de la mano. 

En un Hombre, un arpegio consta en explotar los deseos del corazón, que en vez de ser detonados de manera simultánea, se hacen gemir en una sucesión rápida, comúnmente del más grave al más agudo, usando sólo dos dedos de la mano.

Dicho lo anterior, voy a sacar de ti aquellos deseos que tienes guardados, esos que muerdes en tus labios para no dejarlos ir. Voy a ejecutar cada nota que tengas en tus cuerdas vocales. Voy a hacerte llegar al deseo más agudo que se va a romper todo pudor que exista en ti.

Y Hombre, si estás leyendo esto, ten por seguro que voz te faltará.

es verdad que no podemos amar lo que no es nuestro, aquello
que no nos pertenece no lo podemos detener con un sentimiento tan atroz, y es cierto que si no podemos amar lo que no tenemos debemos aferrarnos a lo que se nos ha dado, sin importar que tanto o tan poco sea, debemos amar la realidad y no vivir en nuestros mundos imaginarios.........

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